



Nada mejor que despertarse y salir a pegarse una caminata energizante en la playa antes de desayunar. Durante una hora no me cruce con ninguna otra alma, solo la mia inhalando y exhalando, escuchando el chillido de la arena bajo mis pies y perdiendo la vista en el agua azul zafiro. Solo mis pasos desdibujaban la superficie perfecta de la arena, la brisa peleaba contra mi tratando de borrar mis huellas mientras yo las iba dejando detras. Fue otro momento perfecto...yo en soledad con mis pensamientos absorviendo esta vista espectacular y sintiendome feliz de estar viva y bien. De vuelta en la casita con la familia, cargue energias en forma de desayuno de mate y tostadas antes de embarcarnos en una aventura de caminata por los morros.
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